1. Introducción
En una obra aparecida en 1872 y consagrada a los modos de expresión
de las emociones, el biólogo Charles Darwin se dedicó
a la observación de los fenómenos ligados al encuentro
entre dos animales. Darwin registra cuidadosamente las modificaciones
fisiológicas que constata proporcionando un completo informe
de la "conversación de gestos" que se desarrolla ante
sus ojos. Señala que estas "actitudes" implican la
colocación de todo el cuerpo, la postura, la orientación
reciproca de ambos protagonistas. No resulta sorprendente que diversas
escuelas psicosociológicas hayan podido sacar provecho de esta
obra de Darwin, aún cuando las relaciones humanas constituyen
fenómenos mucho más complejos.
La particular complejidad de los contactos entre las personas proviene
del papel que en ellos desempeña el lenguaje. "Gesto"
perfeccionado, exclusivo de la especie humana, portador de emociones
pero también de ideas e imágenes.
Al tener el mismo significado para quien habla y para quien escucha,
el lenguaje permite tanto "representar" un objeto ausente
o invisible, como evocar el pasado o futuro; esto es lo que muy bien
resume E. Goffman cuando registra "numerosos hechos cruciales se
sitúan más allá del tiempo y el lugar de la interacción
o son disimulados en su interior".
En la mayoría de las sociedades humanas, las personas pasan una
gran parte de su tiempo hablando y quien desee estudiar las representaciones
sociales deberá interesarse por el contenido de estas conversaciones
que, por otra parte, presentan muy variadas formas.
A finales de siglo G. Tarde había comprendido la importancia
de las comunicaciones en la reproducción y transformación
de las sociedades humanas, propuso que la psicología social se
hiciese cargo del estudio comparativo de las conversaciones.
Desde la proposición de Tarde las cosas han evolucionado, y uno
de los cambios más espectaculares es sin duda el papel cada vez
más determinante de los medios de comunicación de masas
en donde las conversaciones particulares nunca han girado tanto alrededor
de acontecimientos de alcance nacional e internacional. Todo esto llevo
a Sergei Moscovici a caracterizar a nuestro tiempo como la época
por excelencia de las representaciones sociales.
Numerosas representaciones son sociales porque son transmitidas por
los medios de comunicación, de ahí el interés que
tiene el análisis del contenido de estos medios de comunicación
para el estudio de las representaciones sociales. Esquemáticamente
nos encontramos ante representaciones sociales cuando las personas debaten
temas de mutuo interés.
Resulta evidente que las conversaciones trascienden la esfera de las
simples opiniones, imágenes y actitudes. Se trata de "sistemas
cognitivos que poseen una lógica y un lenguaje particulares,
de "teorías", de "ciencias" sui generis,
destinadas a descubrir la realidad y ordenarlas" (Moscovici, 1969).
Su función proviene de que son compartidas a nivel de una misma
comunidad por lo que se refiere a las "Representaciones Colectivas",
a cuyo estudio se dedicó Durkheim.
Setenta años después de Durkheim, el concepto de representación
colectiva se convierte en el punto de partida de la investigación
sobre las representaciones sociales con la obra de Sergei Moscovici
La psychanalyse, son image et son public (1961). Su propósito
era mostrar cómo una nueva teoría es difundida en una
cultura determinada, cómo cambia a su vez la visión que
la gente tiene de sí misma y del mundo en que vive.
Hasta ahora Moscovici tenía una incidencia en la Psicología
Social más bien escasa, y salvo para un número reducido
de autores franceses, entre los que destacan Herzlich (1969), Flament
(1967), Abric (1971) y Codol (1974), el impacto de la noción
es más bien restringido. (Elejabarrieta, 1991)
De hecho, no es hasta los años 80 que se comienzan a generalizar
los estudios sobre representaciones sociales y a establecer un dominio
generalizado de utilización y de desarrollo de la noción
que dan lugar a un espacio propio para una teoría de las representaciones
sociales.
2.
Las representaciones colectivas de Emile Durkheim
Originalmente es Emile Durkheim (1898) quien se refiere al concepto
de "representaciones colectivas", que para él son como
los conceptos, categorías abstractas que son producidas colectivamente
y que forman el bagaje cultural de una sociedad. A partir de ellas se
construyen las representaciones individuales y que no son otra cosa
que la forma o expresión individualizada y adaptada de estas
representaciones colectivas a las características de cada individuo.
Pero la noción de Durkheim, guarda importantes diferencias conceptuales
a las representaciones sociales (Moscovici, 1989)
La primera diferencia es que, según Durkheim, las representaciones
colectivas, son concebidas como formas de conciencia que la sociedad
impone a los individuos. Las representaciones sociales, por el contrario,
son generadas por los sujetos sociales. Esta diferencia es fundamental,
puesto que como ha subrayado acertadamente Ibáñez (1988),
nada más erróneo que confundir lo colectivo con lo social.
Lo colectivo hace referencia a lo que es compartido por una serie de
individuos, sea social o no. Lo social hace referencia al carácter
significativo y funcional de que disponen ciertos elementos.
La segunda diferencia es que el concepto de representación Durkheim
implica una reproducción de la idea social. Mientras que en la
teoría de las representaciones sociales, es concebida como una
producción y una elaboración de carácter social
sin que sea impuesta externamente a las conciencias individuales como
proponía Durkheim.
Son estas razones las que diferencian ambas nociones, aunque la similitud
terminológica haya ocasionado que se piense que una es correlato
histórico de la otra.
Ciertos investigadores han señalado que Moscovici solamente cambió
el nombre de representaciones colectivas a sociales, a lo que dicho
autor ha respondido explicando que "el término colectivo
ha tomado recientemente un significado bastante especifico: el de una
fuerza gregaria que se impone al individuo" (Banchs, María,
"Representaciones Sociales. Pertinencia de su estudio y posibilidades
de aplicación". Boletín de Avepso, volumen XIV, 1991.),
lo que significa que dicho término tiene un poder coercitivo
sobre los miembros de una sociedad, al punto de tener un carácter
supraindividual, y las designa sociales, puesto que considera que no
se debe subestimar la autonomía del presente y la contribución
que hace cada miembro de una sociedad, señala además,
que la persona construye en su interacción social la realidad
en la cual vive.
3.
La psicología ingenua de Heider
La psicología ingenua por la que aboga Heider, tiene su importancia
por ser dentro de la psicología social una de las primeras defensas
rigurosas de estudio de un pensamiento individual que no se contempla
como pensamiento ignorante.
Heider es el primer psicólogo social que encuentra en el pensamiento
y en el conocimiento cotidiano no un pensamiento de segunda clase, sino
un pensamiento y un conocimiento importante y fundamental en la determinación
del comportamiento. En este sentido Heider, retorna al sujeto un status
de conocedor que la psicología elitista le había privado
hasta casi mediados de nuestro siglo.
Cuando en 1900, Binet denominaba "corderos de ideas" a las
personas influenciables, estaba designando así la existencia
de un pensamiento borreguil, especie de pensamiento que en algunas concepciones
de la ideología aún tienen gran valor. Y corresponde a
Heider (1958) haber proporcionado, aunque quizás preconcebido,
los argumentos más sólidos en contra de este prejuicio
sobre el carácter inferior del pensamiento lego e ignorante.
Su concepción de la "psicología ingenua", como
elemento explicativo básico de la conducta social y de las relaciones
interpersonales, situaba a la psicología social en el estudio
del sentido común de las personas, sin atribuciones discriminativas
previas sobre los errores, sesgos o incluso sobre la inferioridad endógena
del sentido común.
Sin embargo, la psicología ingenua de Heider, como todas las
psicologías inspiradas por la idea de la motivación hacia
la consistencia, es una psicología intraindividual que pretende
dar cuenta del comportamiento social. Y si Heider transforma el sugestionable
lego ignorante de Binet en un pensante individual, Moscovici, al proponer
la noción de representación social, intenta expresar una
forma específica de pensamiento social que tiene su origen en
la vida cotidiana de las personas.
La construcción social de la realidad
En 1966, Berger y Luckman, dos sociólogos del conocimiento, publican
una obra que desde su inicio propone una tesis breve pero de gran alcance:
" la realidad se construye socialmente y la sociología del
conocimiento debe analizar los procesos para los cuales esto se produce"
(Berger & Luckman, 1966).
Para estos investigadores la relatividad contextual del conocimiento
es una característica fundamental de la generación social
de la realidad y por ello los procesos fundamentales que analizan en
su construcción hacen referencia a las formas en que el conocimiento
se objetiva, institucionaliza y legitima socialmente de manera que permite
la dialéctica individuo/sociedad.
Es evidente que inicialmente Moscovici (1961) no podía conocer
el trabajo de Berger y Luckman, pero sí es cierto que entre la
primera edición de su obra inicial sobre representaciones sociales
en 1961 y la segunda edición en 1976 de la misma obra, hay notables
diferencias. De hecho, la edición de 1976 no solo está
impregnada de las ideas de esos autores, sino que aparecen referenciados
en varias ocasiones.
Así, en el prólogo a la segunda edición, Moscovici
establece como objetivo de su trabajo: "redefinir los problemas
y los conceptos de la psicología social a partir de este fenómeno,
insistiendo en su función simbólica y su poder para construir
lo real" (Moscovici, 1976/1979).
En cualquier caso, lo que el trabajo de Berger y Luckman aporta a la
generación de una teoría de las representaciones sociales
son tres elementos fundamentales:
" El carácter generativo y constructivo que tiene el conocimiento
en la vida cotidiana. Es decir, que nuestro conocimiento, más
que ser productor de algo preexistente, es producido de forma inmanente
en la relación con los objetos sociales que conocemos.
" Que la naturaleza de esa generación y construcción
es social, esto es, que pasa por la comunicación y la interacción
entre individuos, grupos e instituciones
" La importancia del lenguaje y la comunicación como mecanismos
en los que se transmite y crea realidad, por una parte, y como marco
en que la realidad adquiere sentido, por otra.
Esos tres elementos constituyen un sedimento fundamental para la teoría
de las representaciones sociales, puesto que se trata de reivindicar
un tipo de aproximación al conocimiento de sentido común
que considere seriamente su carácter productor más reproductor,
la naturaleza social más que individual de esa producción
y su función significativa.
4.
Hacia la génesis de las representaciones sociales
Una "representación social se define como la elaboración
de un objeto social por una comunidad" (Moscovici, 1963). Esta
breve definición comprende tres conceptos importantes que necesitamos
definir: elaboración, objeto social y comunidad, e implica una
importante cuestión relacionada con ella: ¿por qué
y cuándo se elabora una representación social?.
Las representaciones sociales, en tanto que proceso social, sólo
pueden aparecer en grupos y sociedades en las que el discurso social
incluye comunicación. Una comunicación que implica tanto
puntos de vista compartidos como divergentes sobre diversas cuestiones.
Este proceso no es concebible en grupos étnicos tradicionales
monodoxos en los que muchas veces coinciden los principios objetivos
y subjetivos de organización de la experiencia (Bourdieu, 1976,
citado por Elejabarrieta, 1997).
Las novedades industrializadas modernas abren el espacio de las creencias
que pueden ser negociadas potencialmente. Estas sociedades heterodoxas
incluyen y aceptan la posibilidad de experiencias antagónicas
como base de la conversación y de la formación de la opinión
pública. Es esta experiencia y conocimiento contradictorio lo
que permite el tipo de discurso colectivo que crea, en las sociedades
modernas, lo que llamamos conocimiento ordinario y sentido común.
En el proceso de conversación y en los medios de comunicación
de masas, los objetos sociales son creados y elaborados por los actores
sociales, que pueden tomar parte en el proceso de comunicación
mediante cualquiera de los medios que posean (Moscovici, 1981).
De cualquier modo, este proceso de elaboración del conocimiento
de sentido común raramente aparece si no es por necesidades prácticas.
La mayor parte de las veces es una modificación en las condiciones
de vida en el interior de una sociedad lo que ocasiona reelaboraciones
y cambios en las concepciones de los objetos sociales. Un fenómeno
desconocido hasta el momento, y por lo tanto no familiar, si es suficientemente
relevante inicia un proceso de comunicación colectiva supuestamente,
para hacerlo inteligible y manejable. En muchos casos, por lo menos
al principio, será un tema de conflicto entre uno o varios grupos
sociales (Billig, 1987; Windish, 1990; citado por Wagner, 1997).
No son los atributos o fenómenos inherentes a un objeto los que
lo convierten en social, sino la relación que la gente mantiene
con ese objeto.
El discurso y la comunicación que crean las representaciones
sociales tiene lugar en los grupos reflexivos. Un grupo reflexivo es
concebido como un grupo que es definido por sus miembros, en el que
los miembros conocen su afiliación y tienen criterios disponibles
para decidir que otras personas también pertenecen al grupo.
Formar parte del grupo quiere decir que se dispone de una representación
consciente de las personas que pertenecen al grupo. Si un grupo es delimitado
por un observador externo mediante un criterio arbitrario que no aparece
en la conciencia de sus miembros, entonces hablamos de un grupo nominal.
Los miembros de un grupo reflexivo elaboran colectivamente, en su práctica
diaria grupalmente relevante, las reglas, justificaciones y razones
de las creencias y conductas que son pertinentes para el grupo (Bourdieu,1980;
Boltansky y Thévenot,1991, citado por Wagner,1997). Tendrán
que reelaborar sus reglas y elaborar nuevos conocimientos cuando se
encuentren en conflicto con otros grupos o cuando se enfrenten con un
nuevo fenómeno relevante que entre en conflicto con el conocimiento
establecido. Un resultado de estos procesos comunicativo y discursivo
son las representaciones sociales, que caracterizan el estilo de pensamiento
de los miembros del grupo.
La conversación entre amigos y conocidos, al igual que los medios
de comunicación de masas, proporciona a las personas elementos
de conocimiento nuevos, imágenes y metáforas que son "buenas
para pensar", pero que no son necesariamente verdaderas en el sentido
estricto del término (Billig,1993; Wagner, Lahnsteiner y Elejabarrieta,1993).
De esta manera, el pensamiento individual se convierte en una práctica
social (Arendt,1987; en Moscovici, 1988). Es en este sentido que podemos
hablar de pensamiento de grupo o pensamiento social (Douglas, 1986;
Jodelet, 1989; citado por Wagner,1997). Y es por esto que la teoría
de las representaciones sociales "enfatiza (...) una forma de comunicación
y pensamiento cotidiano en el mundo actual..." (Moscovici, 1988,
citado por Wagner, 1997).
El pensamiento colectivo y la reflexividad de los grupos se complementan
mutuamente y son los pre-requisitos fundamentales para lo que denominamos
identidad social. Por una parte, la identidad social implica el conocimiento
de los grupos a los que se pertenece, y por otra, que es el grupo quien
da origen a un background común de conocimiento, sentido común
y modelos de justificación. Este background de conocimiento es
específico al grupo y conduce a los miembros a situarse ellos
mismos en un espacio discursivo común. Sin esta comunicación
sería virtualmente imposible nuestra vida cotidiana (Moscovici,
1984; Jodelet, 1989; Breakwell, 1992; citado por Wagner 1997).
La identidad social también permite a las personas dar verosimilitud
a sus creencias cuando disponen de alguna evidencia. Las representaciones
sociales necesitan corresponderse con alguna realidad externa, en el
sentido científico de entidad objetiva. Su verdad y racionalidad
resulta de la relación entre el conocimiento representado y la
evidencia disponible, y no de la relación entre el conocimiento
y el mundo.
En la vida social, los grupos a los que se pertenece y las identidades
asociadas definen la reserva de evidencia a la que un individuo puede
referirse. La evidencia es el consenso social, es decir, las creencias
que son compartidas por los otros en un grupo. De este modo, las "representaciones
tienen una verdad fiduciaria, que es generada por la confianza que depositamos
en la información y en los juicios cuando los compartimos con
otras personas " (Moscovici, 1988).
Puede existir consenso con respecto a contenidos explícitos de
conocimiento, o bien puede existir un acuerdo social sobre los sistemas
admisibles de establecimiento de algún otro tipo de evidencia,
como las pruebas físicas, consultar al oráculo, leer las
estrellas o los periódicos, o preguntar a algún sacerdote
o a un anciano.
Este consenso no se refiere a un consenso numérico, es decir,
no se espera que el 100% o el 95% de los miembros de un grupo comparta
una representación social. Se refiere a un consenso funcional.
El consenso funcional es necesario para mantener el grupo como una unidad
social reflexiva y para mantener la vida del grupo en una dirección
organizada, estandarizando la identidad social y las interacciones de
una mayoría cualificada de los miembros del grupo. Si el sistema
de representaciones sociales en un grupo reflexivo se encuentra en la
base de la interacci6n coordinada de sus miembros con respecto a objetos
sociales, la holgazanería social de algún compañero
de viaje ignorante no interrumpirá la práctica cotidiana
del grupo. Por lo tanto, más que un consenso numérico,
se requiere un consenso funcional suficientemente preparado para preservar
el proceso colectivo de mantenimiento de una representación.
El discurso que elabora las representaciones sociales, al igual que
el conocimiento de sentido común, para que sea efectivo necesita
ser público. Esto quiere decir que el proceso de comunicación
debe extenderse potencialmente a través de todos los miembros
de un grupo, comprometiéndolos en tanto que productores y receptores
del sistema de conocimiento. El mínimo requerimiento es que los
resultados de la elaboración colectiva de conocimiento sean accesibles
a todos los miembros del grupo. Si no fuese público para todos
los miembros de un grupo, el saber elaborado colectivamente no podría
cumplir completamente su función de base para la comunicación,
no formaría el núcleo de la identidad social y no convertiría
el consenso en la principal fuente de evidencia.
El carácter del pensamiento colectivo implica que las representaciones
sociales deban relacionarse con el metalenguaje (por ejemplo, el conocimiento
acerca del conocimiento representado) acerca de su grupo de referencia.
Esto posibilita que las personas puedan tener una idea más o
menos concreta de con quién más (por ejemplo, de entre
los miembros del grupo) pueden esperar compartir partes especificas
de su conocimiento cotidiano y de sus representaciones sociales. Sabiendo
lo que piensan los endogrupos y exogrupos relevantes, pensar no constituye
ninguna sorpresa en las sociedades modernas.
Los medios de comunicación de masas, las discusiones y conversaciones
con los familiares, los compañeros de trabajo o en la calle hacen
que los otros grupos y sus ideologías sean transparentes. Esto
es debido a que la reflexividad de los grupos en la sociedad moderna
implica, en primer lugar, conocer lo que mi propio grupo conoce y, en
segundo lugar, tener una idea acerca de los sistemas de conocimiento
de los otros grupos.
Por supuesto, no todo el conocimiento social complejo y las creencias
que podemos denominar socialmente representadas contendrán este
tipo de metaconocimiento.
El metaconocimiento relacionado con un grupo suele ser más prominente
con un tipo especifico de representaciones sociales, las cuales han
sido denominadas por Moscovici (1988) como representaciones polémicas.
Estas representaciones resultan de las situaciones conflictivas, situaciones
en las que los grupos compiten por recursos económicos o políticos.
En esas condiciones, es muy importante para los miembros de un grupo
tener alguna idea acerca de quién pertenece al propio grupo y
quién no. Esto puede lograrse clasificando a las personas sobre
la base de sus ideologías o representaciones relacionadas con
la situación especifica.
5.
El concepto de representaciones sociales
El concepto de representaciones sociales, según Ibáñez
(1988) citado por Banchs (1991), señala que su complejidad es
la articulación de diversas características que difícilmente
se pueden integrar en una sola unidad, sin dejar flexibilidad en sus
interconexiones.
En este sentido dicho concepto relaciona varios aspectos que acercan
a la comprensión de la realidad de las otras personas, como la
experiencia personal, el sistema cultural en el que se desenvuelven,
la sociedad y el grupo social con el que se relacionan.
Jodelet (1993); considera que la noción de representación
social involucra lo psicológico o cognitivo y lo social, fundamentando
que el conocimiento se constituye a partir de las experiencias propias
de cada persona y de las informaciones y modelos de pensamiento que
recibimos a través de la sociedad.
Vistas desde este ángulo, las representaciones sociales surgen
como un proceso de elaboración mental e individual en el que
se toma en cuenta la historia de la persona, su experiencia y construcciones
personales propiamente cognitivas (Banch 1991).
Al respecto, Alvarez (1995), señala que las representaciones
sociales articulan campos de significaciones múltiples, y que
son heterogéneas. Llevan las trazas de los diferentes lugares
de determinación, pueden articular elementos que provienen de
diferentes fuentes que van desde la experiencia vivida hasta la ideología
reinante. Son una forma de conocimiento que tienen un carácter
colectivo e individual, esto coloca a las representaciones en dos universos
teóricos relacionados con las determinaciones sociales y con
la conceptualización.
Es importante mencionar que la aprehensión de la realidad se
construye a partir de la propia experiencia de las personas pero a la
vez de la interacción que establece con otras, por lo que puede
decirse que el conocimiento que se adquiere en este proceso es construido
y compartido socialmente. En esta afirmación encontramos que
en la persona influye lo que la sociedad le transmite a través
del conocimiento elaborado colectivamente y que esto incide en como
se explica la realidad y como actúa.
Jodelet, coincide con esta idea cuando define las representaciones sociales
como : "Una forma de conocimiento socialmente elaborado y compartido,
orientado hacia la práctica y que concurre a la construcción
de una realidad común a un conjunto social" (1989). Lo social
se puede interpretar de varias maneras, por medio del contexto concreto
en que se sitúan las personas, por la comunicación que
se establece entre ellas, y por los marcos de aprehensión de
valores, culturas, códigos e ideologías relacionadas con
el contexto social en que se encuentran inmersas (Banchs 1991).
Vistas de esta forma, las representaciones sociales se relacionan directa
y exclusivamente con el sentido común de las personas, debido
a que parte de la propia realidad de los seres humanos. Asimismo, son
un producto social y, por lo tanto, el conocimiento generado es compartido
colectivamente.
Yáñez, citado por Banch (1991), concuerda con esta apreciación
puesto que considera que aparte de las realidades estrictamente personales,
existen realidades sociales que corresponden a formas de interpretación
del mundo, compartidas por todos los miembros de un grupo en un contexto
dado.
La realidad social es una realidad construida y en permanente proceso
de construcción y reconstrucción. En este proceso, que
podría decirse que es a la vez cultural, cognitivo y afectivo,
entra en juego la cultura general de la sociedad pero también
la cultura especifica en la cual se insertan las personas, las que en
el momento de la construcción de las representaciones sociales
se combinan.
Esto nos indica que toda persona forma parte de una sociedad, con una
historia y un bagaje cultural, pero a la vez pertenece a una parcela
de la sociedad en donde comparte con otras ideologías, normas,
valores e intereses comunes que de alguna manera los distingue como
grupo de otros sectores sociales. (Banchs 1991).
Desde otro punto de vista, las representaciones sociales se gestan en
la vida cotidiana y el conocimiento que se obtiene por medio de éstas,
se refiere a los temas de conversación cotidianos de los seres
humanos.
No representan simplemente opiniones "acerca de", "imágenes
de" o "actitudes hacia", sino teorías o ramas
del conocimiento para el descubrimiento y organización de la
realidad. Son un sistema de valores, ideas y prácticas con una
doble función: primero, establecer un orden que permita a los
individuos orientarse ellos mismos y manejar su mundo material y social
y segundo: permitir que tenga lugar la comunicación entre los
miembros de una comunidad, proyectándoles un código para
nombrar y clasificar los aspectos de su mundo y de su historia individual
y grupal (Banchs 1982)
Las representaciones sociales y su espacio
La representación
puede ser considerada, en sentido amplio, como un modo de organizar
nuestro conocimiento de la realidad, que está construida socialmente.
Este conocimiento se elabora a partir de nuestros propios códigos
de interpretación, culturalmente marcados, y en este sentido
constituye en sí un fenómeno social. Desde este punto
de vista, el proceso de representación introduce un carácter
de diferenciación en las lógicas sociales y en los rasgos
individuales. Da lugar a una reconstrucción de la realidad, integrando
de manera específica la dimensión psicológica y
la dimensión social.
Admitir la hipótesis de un pensamiento social, implica no solamente
la asunción de un pensamiento que es colectivo o comúnmente
compartido, cosa que bien podría sostenerse desde los trabajos
de la cognición social, implica sobre todo admitir que ese pensamiento
es socialmente constituido en su forma, su contenido y su evolución.
Por ello, las representaciones sociales designan una forma de conocimiento
específico, que es el saber de sentido común, en el que
los contenidos remiten a procesos generativos y funcionales, y designan
una forma de pensamiento social (Vala,1986; citado por Elejabarrieta,1991).
Analizar el conocimiento social conduce a un planteamiento en el que
lo social no puede ser un hecho estático dado, como pretenda
Durkheim con las representaciones colectivas, ni los individuos están
constituidos por mecanismos compartidos de distorsión perceptual
de la realidad como propugnaría la cognición social.
Al contrario de cualquier planteamiento cognitivo estricto, las representaciones
sociales no pueden situarse en la cabeza de los sujetos que aprehenden
colectivamente el mundo social, se encuentran, en el continuo e incesante
intercambio entre individuos que explica la vida cotidiana, que permite
conocer y comunicar. Son por tanto, un medio entre los individuos y
entre los sujetos y los objetos.
De esta manera, no puede desligarse el carácter simbólico
de las representaciones sociales, porque entonces las reduciríamos
a unas estructuras cognitivas más, y al mismo tiempo, tampoco
puede olvidarse su carácter cognitivo, porque desestimaríamos
la adquisición de conocimientos que suponen.
En este campo de investigación que se haya en plena evolución,
se obtienen resultados cuyo carácter convergente contribuye a
esclarecer, en diversas relaciones, los fenómenos representativos.
Estos resultados pueden alinearse dentro de un modelo teórico
que desarrolle el concepto de representación social, la cual
ha sido objeto de diversas definiciones a mencionar: Piaget (1926) (Citado
en Fischer, Gustave-Nicolás, "Psicología Social.
Conceptos fundamentales". Editorial Narcea S.A., Madrid, España,
1990)
Bien de una evocación de objetos en su ausencia o bien, cuando
acompaña a la percepción en su presencia, de completar
los conocimientos perceptivos, refiriéndose a otros objetos no
percibidos actualmente. Aunque la representación prolonga en
un sentido la percepción, introduce un elemento nuevo que le
es irreductible: un sistema de significaciones que incluyen una diferenciación
entre el significante y el significado"
Para este autor, la representación se reduce directamente a la
imagen mental.
Moscovici (1961) es:
"Un sistema de valores, de nociones y de prácticas relativas
a objetos, aspectos o dimensiones del medio social, que permite, no
solamente la estabilización del marco de vida individuos y los
grupos, sino que constituye también un instrumento de orientación
de la percepción de situaciones y de la elaboración de
respuestas"
Según Herzlich (1969) (En Fisher 1990)
A partir de un estudio sobre la representación social de la salud
y la enfermedad, este autor la define como un proceso de construcción
de lo real.
"El acento puesto sobre la noción de representación
tiende a reintroducir el estudio de los modos de conocimiento y de los
procesos simbólicos, en su relación con las conductas"
Según Jodelet (1984)
"EI concepto de representación social designa una forma
de conocimiento especifica, el saber del sentido común, cuyos
contenidos manifiestan la operación de procesos generativos y
funcionales socialmente marcados. En sentido más amplio designa
una forma de pensamiento social.
Las representaciones sociales son modalidades de pensamiento práctico,
orientadas hacia la comunicación, la comprensión y el
dominio del entorno social, material e ideal. En cuanto tales, presentan
caracteres específicos en los planos de organización de
contenidos, así como de las operaciones mentales y de la lógica.
La marca social de los contenidos o de los procesos de representación
ha de referirse a las condiciones y a los contextos en los cuales surgen
las representaciones, a las comunicaciones por las que circulan, a las
funciones que sirven en la interacción con el mundo y con los
demás"
En está definición, los aspectos más importantes
se remiten a la concepción de sistemas de pensamiento que nos
relacionan con el mundo y con los demás, a los procesos que permiten
interpretar y reconstruir significativamente la realidad, a los fenómenos
cognitivos que aportan direcciones afectivas, normativas y prácticas
y organizan la comunicación social, y finalmente, dotan a los
sujetos de la particularidad simbólica que le es propia en los
grupos sociales. En este último sentido, las representaciones
sociales constituyen una forma de expresión que refleja identidades
individuales y sociales.
Fisher (1990), propone la siguiente definición:
"La representación social, es un proceso de elaboración
perceptiva y mental de la realidad que transforma los objetos sociales
(personas, contextos, situaciones) en categorías simbólicas
(valores, creencias, ideologías) y les confiere un estatuto cognitivo
que permite captar los aspectos de la vida ordinaria mediante un reenmarque
de nuestras propias conductas en el interior de las interacciones sociales"
Principales Aspectos A Considerar En La Nocion De Representacion Social
" Conceptualizar las representaciones sociales, quiere decir que
están siempre referidas a un objeto. No hay representación
en abstracto. La representación para ser social, siempre es representación
de algo.
" Las representaciones sociales mantienen una relación de
simbolización e interpretación con los objetos. Resultan
por tanto de una actividad constructora de la realidad (simbolización)
y también de una actividad expresiva (interpretación).
" Las representaciones sociales adquieren forma de modelos que
se superponen a los objetos, los hace visibles y legibles, e implican
elementos lingüísticos, conductuales o materiales. Tiene
un carácter de imagen y la propiedad de poder intercambiar lo
sensible y la idea, la percepción y el concepto.
" Las representaciones sociales son una forma de conocimiento práctico,
que conducen a preguntarse por los marcos sociales de su génesis
y por su función social en la relación con los otros en
la vida cotidiana.
" Tiene un carácter constructivo.
" Tiene un carácter autónomo y creativo.
Características De Las Representaciones Sociales
Características generales de la Representación Social,
que corresponden tanto a su estructuración, como a su contenido.
A nivel de estructuración
1) En tanto que proceso, la representación es, en primer término,
la transformación de una realidad social en un objeto mental.
Desde este punto de vista, no es jamás un simple calco, no restituye
en su integridad los datos materiales, sino que los selecciona y los
distorsiona, en función del puesto que ocupan los individuos
en una determinada situación social y de las relaciones que mantienen
con los demás.
2) La representación es asimismo un proceso relacional. Es una
elaboración mental que se desarrolla en función de la
situación de una persona, de un grupo de una institución
de una categoría social, en relación con la de otra persona,
grupo o categoría social. Es por tanto un mediador de la comunicación
social, en la medida en la que ésta se apoya sobre los objetos
sociales así transformados, para inscribirlos en el sistema social
como elementos de intercambio.
3) Se trata también de un proceso de remodelado de la realidad,
en cuanto tiene como finalidad la de producir informaciones significativas.
No es ya, pues, la adecuación a lo real la razón principal,
aún cuando se la busque, sino la recreación de la realidad.
La representación aparece así como una elaboración
dinámica: está inacabada y al mismo tiempo está
producida por el individuo o el grupo que la enuncia. a este nivel se
presenta como una nueva captación y una interiorización
de los modelos culturales y de las ideologías dominantes que
actúan en una sociedad.
4) La transformación operada por las representaciones se manifiesta
como un trabajo de naturalización de la realidad social, ya que
interpreta los elementos sociales sesgándolos. En estas condiciones
puede aparecer como el inventario de un conjunto de evidencias. La representación
se impone, a fin de cuentas, como un "dato perceptivo" (Herzlich).
Funciona como una reducción elaborada de la realidad, que tiene
como fin efectuar de ella una presentación revisada y corregida,
aligerando el carácter ambiguo. La evidencia hace de la realidad
una cosa simple; refiere la representación a un modelo implícito
de funcionamiento mental, que se supone lógico, es decir, racional
y en consecuencia no parasitado por elementos no posibles de dominar.
A nivel de contenido
1) El contenido de la representación es en primer lugar cognitivo,
se trata de un conjunto de informaciones, relativas a un objeto social,
que pueden ser más o menos variadas, más o menos estereotipadas,
más o menos ricas.
2) Luego, el contenido de la representación viene marcado por
su carácter significativo: está definida por una relación
figura/sentido que expresa una correspondencia entre estos dos polos.
Así, las significaciones pasan por imágenes y estas imágenes
producen significaciones. En una representación, el carácter
significativo nunca es independiente de su carácter figurativo
(Moscovici, 1969).
3) Finalmente, la representación tiene un contenido simbólico
directamente relacionado con el aspecto precedente. El símbolo
constituye un elemento de la representación, en la medida en
que, por una parte, el objeto presente designa lo que esta ausente de
nuestras percepciones inmediatas y, por otra, lo que está ausente
adquiere significación apoyándose sobre é1 y confiriéndole
cualidades que le dan sentido. Desde este punto de vista, el contenido
simbólico de la representaciones se refiere a la estructura imaginaria
de los individuos y constituye uno de sus modos de expresión
en que la realidad, según la interpretación psicoanalítica,
es construida por los deseos, las expectativas y los sentimientos que
proyectamos sobre ella.
6.
La construcción de una representación social
Según Denisse Jodelet, el paso dado, en los últimos años
es el que va de un concepto a una teoría de las representaciones
sociales; y a medida que esta se precisa, se desarrollan los conocimientos
y se cristaliza un campo de investigación, en cuyo interior se
delimitan áreas específicas y se esbozan ópticas
diferentes.
Estás ópticas o enfoques apuntan a formular diversas maneras
de cómo elaborar la construcción psicológica y
social que es una representación social:
1) Un primer enfoque se limita a la actividad puramente cognitiva a
través de la cual el sujeto construye su representación.
La representación presenta dos dimensiones:
" Dimensión de contexto: el sujeto se halla en situación
de interacción social o ante un estímulo social y la representación
aparece entonces como un caso de la cognición social; tal como
es abordada por la psicología social.
" Dimensión de pertenencia: siendo el sujeto un sujeto social,
hace intervenir en su elaboración ideas, valores y modelos provenientes
de su grupo de pertenencia o ideologías transmitidas dentro de
la sociedad.
2) Un segundo enfoque pone el acento sobre los aspectos significantes
de la actividad representativa. Se considera que el sujeto es productor
de sentido, que expresa en su representación el sentido que da
a su experiencia en el mundo social. El carácter social de representación
se desprende de la utilización de sistemas de codificación
e interpretación proporcionados por la sociedad o de la proyección
de valores y aspiraciones sociales. En tal sentido, la representación
también es considerada la expresión de una sociedad determinada.
Cuando es propia de sujetos que comparten una misma condición
social o una misma experiencia social, la representación frecuentemente
se relaciona con una dinámica que hace que intervenga lo imaginario.
Situada en el cruce de las coacciones sociales que pesan sobre el individuo
y de los deseos o carencias que hacen eco de ellas, la representación
expresa y permite trascender sus contradicciones (C.Herzlich, 1969;
M.J.Chombart de Lauwe, 1971, 1976; R.Kaes, 1968, 1976).
3) Una tercera corriente trata la representación como una forma
de discurso y desprende sus características de la práctica
discursiva de sujetos situados en la sociedad. Sus propiedades sociales
provienen de la situación de comunicación, de la pertenencia
social de los sujetos que hablan y de la finalidad de su discurso (E.Lipiansky,
1979; U. Windisch, 1978,1982).
4) En esta óptica es la práctica social del sujeto la
que es tomada en consideración. Actor social inscrito en una
posición o lugar social, el sujeto produce una representación
que refleja las normas institucionales derivadas de su posición
o las ideologías relacionadas con el lugar que ocupa (M.Gilly,
1980; M. Plon, 1972).
5) Para este enfoque, el juego de las relaciones intergrupales determina
la dinámica de las representaciones. El desarrollo de las interacciones
entre los grupos modifica las representaciones que los miembros tienen
de si mismos, de su grupo, de los otros grupos y de sus miembros. Moviliza
una actividad representativa destinada a regular, anticipar y justificar
las relaciones sociales establecidas (J.P. Di Giacomo, 1980; W. Doise,
1972, 1979).
6) Una última perspectiva, más sociologizante y que hace
del sujeto el portador de determinaciones sociales, basa la actividad
representativa en la reproducción de los esquemas de pensamiento
socialmente establecidos, de visiones estructuradas por ideologías
dominantes o en el redoblamiento analógico de relaciones sociales
(L. Boltanski, 1971; P. Bourdieu, 1980; J. Maitre, 1975; P. Robert y
C. Faugeron, 1978).
Funcionamiento de las representaciones sociales
Las representaciones sociales se caracterizan por ser elaboradas mediante
el discurso y la comunicación que permite una distribución
colectiva de los conocimientos.
Entenderemos como representación social a "los procesos
que permiten la elaboración y el funcionamiento de una estructura
de conocimiento con forma singular y que son característicos
de la construcción del conocimiento social" (J.F. Morales,
1997).
Los procesos de las representaciones sociales son procesos de carácter
sociocognitivo en que las regulaciones sociales son inherentes al funcionamiento
cognitivo de las personas.
Funciones de las representaciones sociales:
Jodelet, manifiesta que las representaciones sociales cumplen ciertas
funciones sociales, por ejemplo:
" El mantenimiento de la identidad social
" El equilibrio sociocognitivo
" Orientación de conductas y comunicaciones
" Justificación anticipada o retrospectiva de las interacciones
sociales.
Por otro lado los autores como Moscovici, Abric y Doise (citados por
Silva, 1991), atribuyen a las representaciones sociales un papel fundamental
en la dinámica de las relaciones. Y en la práctica responde
a cuatro funciones esenciales:
1) De conocimiento o saber:
Las representaciones permiten comprender y explicar la realidad. Adquirir
conocimientos e integrarlos en un marco comprensible para los individuos,
que responda a los valores a los cuales ellos adhieren y faciliten la
comunicación.(Moscovici).
Las representaciones definen un marco de referencia común, que
posibilita el intercambio social, la transmisión y la difusión
de un conocimiento "espontáneo" e "inocente",
que en las ciencias sociales es denominado como el "conocimiento
del sentido común".
2) Funciones identitarias:
Según Mugni y Carugati, ( citado por Silva, 1991)
"Las representaciones también tienen la función de
situar a los individuos en el campo social, permitiendo la elaboración
de una identidad social y personal gratificante, es decir, compatible
con el sistema de normas y valores social e históricamente determinados"
La referencia a las representaciones que define la identidad de un grupo,
juega un rol importante en el "control social" que ejerce
el grupo, sobre cada uno de sus miembros.
3) Función de guía para el comportamiento:
Al ser la representación un sistema de pre-codificación
de la realidad, se constituye en una guía para la acción,
a partir de tres factores esenciales:
" Determinar la finalidad de la situación; es decir, define
a priori el tipo de relaciones y de práctica cognitiva que el
individuo debe adoptar en una situación o tarea a efectuar.
" Produce un sistema de anticipaciones y expectativa; ejerciendo
una acción sobre la realidad, puesto que ella no depende del
desarrollo de una interacción, la precede y la determine. El
éxito o el fracaso de las interacciones depender de la naturaleza
de las representaciones previamente elaboradas por cada una de las partes
en torno a la situación.
" Prescribe comportamientos y prácticas sociales; en tanto
refleja la naturaleza de las reglas y los lazos sociales. De acuerdo
a la representación está definido lo que es licito, tolerable
o inaceptable en un contexto social dado.
4) Funciones Justificativas:
Las representaciones, permiten justificar las tomas de posición
y los comportamientos a posteriori en la interacción. En el caso
de grupos que interactúan a nivel competitividad, unos elaboraran
representaciones del otro grupo, atribuyéndoles características
que les permitan justificar por ejemplo, un comportamiento hostil hacia
ellos.
Procesos de las representaciones sociales
Según Denisse Jodelet (1993), la objetivización y el anclaje
corresponden a dos procesos que se refieren a la elaboración
y al funcionamiento de una representación social, éstos
muestran la interdependencia entre la actividad psicológica y
sus condiciones sociales.
1.- La Objetivización : lo social en la representación.
En este proceso, la intervención de lo social se traduce en el
agenciamiento y la forma de los conocimientos relativos al objeto de
una representación, articulándose con una característica
del pensamiento social, la propiedad de hacer concreto lo abstracto,
de materializar la palabra. De esta forma, la objetivización
puede definirse como una operación formadora de imagen y estructurante.
La representación permite intercambiar percepción y concepto.
Al poner en imágenes las nociones abstractas, da una textura
material a las ideas, hace corresponder cosas con palabras, da cuerpo
a esquemas conceptuales. Procedimiento tanto más necesario en
cuanto que, en el flujo de comunicaciones en que nos hallamos sumergidos,
el conjunto demasiado abundante de nociones e ideas se polariza en estructuras
materiales. Es decir, mediante este proceso se materializan un conjunto
de significados, se establece la relación entre conceptos e imágenes,
entre palabras y cosas. "Objetivizar es reabsorber un exceso de
significados materializándolos" (Moscovici, 1976). Así,
la objetivización reconstruye el objeto entre lo que nos es familiar
para poder controlarlo.
En el caso de un objeto complejo como es una teoría, la objetivización
puede dividirse en tres fases:
a) Selección y descontextualización
La selección y descontextualización es la primera fase
del proceso imaginante. Unas informaciones concretas son seleccionadas
y fuera del contexto en que aparecían pueden ser reorganizadas,
pero para ello es necesario extraer el objeto del espacio en que se
presenta.
b) Formación del núcleo o esquema figurativo
La formación de un esquema figurativo corresponda a la fase en
que la información seleccionada es estructurada y organizada
en un esquema que esta formado por las imágenes que reproducen
visiblemente la estructura conceptual.
c) Naturalización
El modelo figurativo permitirá concretar, al coordinarlos, cada
uno de los elementos que se transforman en seres de naturaleza: "el
inconsciente es inquieto", "los complejos son agresivos",
"las partes conscientes e inconscientes del individuo se hallan
en conflicto". Las figuras, elementos del pensamiento, se convierten
en elementos de la realidad, referentes para el concepto. El modelo
figurativo utilizado como si realmente demarcara fenómenos, adquiere
un status de evidencia: una vez considerado como adquirido, integra
los elementos de la ciencia en una realidad de sentido común.
Con la naturalización, cosificación u ontización
los conceptos se transforman en cosas que permiten ordenar los acontecimientos,
de manera que lo que es abstracto se muestra concreto. Mediante la naturalización
podemos ver "la 1ógica" o "los complejos"
como si tuvieran una realidad tangible.
2.-El anclaje : La representación en lo social
Este segundo proceso, esta referido al enraizamiento social de la representación
y de su objeto. La intervención de lo social se traduce en el
significado y la utilidad que le son conferidos al objeto.
El anclaje implica otro aspecto que se refiere a la integración
cognitiva del objeto representado dentro del sistema de pensamiento
preexistente y a las transformaciones derivadas de este sistema "ya
no se trata como en el caso de la objetivización, de la constitución
formal de un conocimiento, sino de su inserción orgánica
dentro de un pensamiento constituido"
El proceso del anclaje, en una relación dialéctica con
la objetivización , articula las tres funciones básicas
de la representación: función cognitiva de integración
de la novedad, función de interpretación de la realidad
y función de orientación de las conductas y las relaciones
sociales.
Consiste, por tanto, en transformar lo que es extraño en familiar,
o sea hacer inteligible lo que no es familiar. Además, lo que
lo diferencia de la objetivización es "que permite incorporar
lo extraño en lo que crea problemas, en una red de categorías
y significaciones"(Moscovici, 1973,1984; Jodelet, 1984).
Existen dos modalidades de intervención que permiten describir
el funcionamiento del anclaje:
" La inserción del objeto de representación en un
marco de referencia conocido y preexistente.
" La instrumentalización social de objeto representado.
Cuando un grupo social se enfrenta a un fenómeno extraño,
o a una idea nueva que en cierto modo amenaza su identidad social, el
enfrentamiento al objeto no se realiza en el vacío. Los sistemas
de pensamiento del grupo, sus representaciones sociales, constituyen
puntos de referencia con los que se puede amortiguar el impacto de la
extrañeza.
Una segunda forma de anclaje posibilita la inserción de las representaciones
en la dinámica social, haciéndolas instrumentos útiles
de comunicación y comprensión. Por una parte las representaciones
se convierten en sistema de lectura de la realidad social, expresando
y contribuyendo a desarrollar los valores sociales existentes. Por otra
parte, en tanto que sistema de interpretación, el anclaje posibilita
que las personas puedan comunicarse en los grupos a que pertenecen bajo
criterios comunes, con un mismo lenguaje para comprender los acontecimientos,
las personas u otros grupos.
Globalmente, el proceso de anclaje guarda una estrecha relación
con las funciones de clasificar y nombrar, es decir, de ordenar el entorno,
al mismo tiempo, en unidades significativas y en un sistema de comprensión.
Las características que definen este proceso son muy similares
a las que se atribuyen a la categorización.
El proceso de anclaje, permiten comprender:
" Como se confiere el significado al objeto representado.
" Como se utiliza la representación en tanto sistema de
interpretación del mundo social, marco e instrumento de conducta.
" Como opera su integración dentro de un sistema de recepción
y la conversión de los elementos de este último relacionado
con la representación.
El anclaje y la objetivización, procesos básicos en la
generación y el funcionamiento de las representaciones sociales,
mantienen una relación dialéctica. Se combinan para hacer
inteligible la realidad y para que, de esa inteligibilidad, resulte
un conocimiento práctico y funcional; un conocimiento social
que nos permita desenvolvernos en el entramado de relaciones y situaciones
que implica la vida cotidiana.
El sistema de interpretación tiene una función mediadora
entre la persona y su medio, así como entre los miembros de un
mismo grupo. Desde esta perspectiva, comprender algo nuevo es hacerlo
propio y explicarlo, por lo que la representación proporciona
los marcos y las señales por las cuales el anclaje clasificaría
dentro de lo familiar, lo nuevo.
"Hacer propio algo nuevo es aproximarlo a lo que ya conocemos,
calificándolo con las palabras de nuestro lenguaje. Pero nombrar,
comparar, asimilar o clasificar supone siempre un juicio que revela
algo de la teoría que uno se hace del objeto clasificado."
(Jodelet, 1993).
El proceso por el cual asimilamos algo novedoso en nuestras vidas, se
basa en lo que ya conocemos y se le da una explicación a partir
de otros conceptos que manejamos con anterioridad.
Al respecto, Farr (1993) considera que "las representaciones tienen
una doble función: hacer que lo extraño resulte familiar
y lo invisible, perceptible". Las representaciones además
de que incluyen lo novedoso a nuestra vida cotidiana, también
regula las relaciones sociales y están presentes en el diálogo
que establecemos con los demás.
La 1ógica de las representaciones sociales es una 1ógica
de articulación, que establece una relación entre la acción
consciente de los actores sociales y la acción de los productos
sociales. Por lo que participan de la innovación y del cambio
social de una vida social en vías de construcción, esto
les confiere un carácter social, pues por medio de ellas se pueden
"estudiar las relaciones complejas que se dan entre los agentes
sociales y sus productos, entre el sujeto y el objeto, entre lo micro
y lo macrosocial." (Alvarez, 1995).
Por otra parte, se considera que hay otros aspectos relacionados con
la formación de las representaciones a partir del sistema cultural
de una sociedad. Yáñez (1989), considera que todo grupo
sociocultural comprende su realidad de acuerdo con un sistema particular
de pensamiento, de una forma de interpretar el medio en que se desenvuelve
y de un modo de implementar las relaciones entre los elementos que forman
parte de esa realidad.
En este sentido, se pueden encontrar representaciones similares, pero
pueden tener significados y explicaciones distintas debido a que pueden
corresponder a diversas formas de ver el mundo.
7. Campos de investigación de las
representaciones sociales
Pueden distinguirse tres amplios campos de investigación en representaciones
sociales. El primero es el que caracteriza la perspectiva original de
las representaciones como conocimiento vulgar, o conocimiento popular,
de ideas científicas popularizadas. El segundo es el extenso
campo de los objetos culturalmente construidos a través de una
larga historia y sus equivalentes modernos. El tercero específicos
que el es el campo de las condiciones y acontecimientos sociales y políticos,
donde las representaciones que prevalecen tienen un corto plazo de significación
para la vida social. Estos tres campos constituyen lo que podemos denominar
la topografía de la mente moderna.
a) La Ciencia Popularizada
Originalmente la idea de las representaciones sociales fue desarrollada
por Sergei Moscovici (1976) cuando investigó las popularización
y el papel del conocimiento psicoanalítico en Francia durante
los años cincuenta. Por esta razón, el autor introdujo
el término representación social como un concepto con
el que pretendía captar los nuevos aspectos conocimiento cotidiano
toma en las sociedades modernas, en las que la Ciencia juega un papel
central como productora de conocimiento. Mientras que en otros tiempos
la Iglesia y posiblemente algunos filósofos o políticos
fueron considerados como fuentes legitimas de conocimiento, en la sociedad
occidental moderna ha sido la Ciencia quien ha tomado ese papel. Este
fenómeno es una consecuencia de la secularización creciente
de amplios sectores sociales de la sociedad. Con la escolarización
temprana, todos los integrantes de las sociedades modernas entran en
contacto con los descubrimientos y las teorías de la Ciencia.
En este sentido, la Ciencia juega un importante papel como fuente de
conocimiento cotidiano y, al mismo tiempo, es una autoridad para legitimar
y justificar las decisiones cotidianas y las posiciones ideológicas.
La Ciencia se convierte en fuente de conocimiento cotidiano a pesar
del hecho de que el hombre y la mujer de la calle no tienen ninguna
idea sobre la racionalidad científica (Desautels y Larochelle,
1987; en Wagner, 1997). Cuando se les pregunta, las personas tienden
más bien a proporcionar una descripción de un descubrimiento
científico singular, que a dar una definición válida
de las características del conocimiento científico. Por
lo tanto, si la gente no tiene una noción clara de lo que es
la racionalidad científica, y sin embargo, acepta la Ciencia
como una fuente de su conocimiento cotidiano, tan alta consideración
debe tener importantes motivos.
Podemos suponer que la Ciencia, en la sociedad moderna, aparece etiquetada
de autoridad más bien por definición social, política
y moral, es decir, por argumentos no racionales, que por incidencia
de su racionalidad inherente.
La ignorancia pública acerca de la racionalidad científica
resulta de la vulgarización del conocimiento científico,
en el que los conceptos y las teorías aparecen desconectados
de sus fuentes originales, esto es, del proceso de producción
de conocimiento científico, ontologizándose y objetivándose
para convertirse en los mitos de la vida cotidiana. Por otra parte,
los argumentos cuasicientificos, si se usan selectivamente se prestan
a llegar a ser integrados en el discurso cotidiano y a ser usados como
argumentos en favor del conocimiento preexistente. De este modo, el
conocimiento científico popular puede usarse como una fuente
de justificación secundaria de convicciones ideológicas
previas, y sirve de explicación metafísica de los hechos
sociales. Mientras que las explicaciones científicas ayudan a
dominar la causalidad, las explicaciones metafísicas pretenden
explicar las razones invisibles que están más allá
de los fenómenos visibles. En lugar de referirse a la estructura
causal del mundo, la estructura de argumento resultante se convierte
en parte del orden moral (Harré, 1981; citado por Wagner 1997).
Raramente, si es que sucede alguna vez, las teorías científicas
se vulgarizan íntegramente. La mayoría de las veces son
los aspectos y conceptos de la Ciencia que pueden ser fácilmente
imaginados de forma icónica o metafórica, y que pueden
ser fácilmente proyectados sobre los problemas prácticos,
los cuales se reciclan en conocimiento cotidiano (Thorngate y Plouffe,
1987).
Como consecuencia de la vulgarización de la Ciencia se produce
un fraccionamiento de las teorías originales, que raramente conserva
similitud con los originales científicos (Grizé, 1989;
citado por Wagner, 1997).
Las representaciones sociales, en el sentido de conocimiento científico
vulgarizado, tienen funciones declarativas, instrumentales y explicativas.
El aspecto declarativo describe y da significado al fenómeno
social por el que la Ciencia popularizada aparece relevante, y el aspecto
explicativo proporciona una comprensión cotidiana de sus razones
subyacentes.
b) La Imaginación Cultural
La imaginación cultural proporciona realidad a los objetos que
habitan el mundo social. La investigación sobre representaciones
sociales en este campo se refiere a objetos con una larga historia,
como los roles sexuales, la mujer, las relaciones maternofiliales, el
cuerpo humano, o las anomalías de la existencia humana, como
la enfermedad, la locura y la discapacidad. Las representaciones de
estos objetos hacen inteligible el mundo a los miembros de grupos sociales
y culturales. Estas representaciones permiten unas interacciones sociales
que no sólo recrean los objetos mismos, sino que definen también
a los actores como partes complementarias de los objetos, y proporcionan
a los sujetos sociales la impresión de pertenecer a culturas
y comunidades especificas (Gergen, 1982).
Las representaciones sociales de objetos culturales representan ante
todo conocimiento declarativo. Delimitan los objetos y entidades, estructuran
sus características y fijan su significado en los contextos sociales.
Son el "conociendo lo que viene al caso" de la vida cotidiana.
c) Condiciones Sociales y Acontecimientos
Un tercer campo de investigación concierne a "objetos"
con mucha menos significación a largo término en las relaciones
sociales. Son las representaciones sobre condiciones sociales y acontecimientos
que con frecuencia pueden denominarse polémicas.
Las principales características de estas representaciones, en
comparación con las culturales, son más bien su breve
significación social, por una parte, y su a menudo restrictiva
validez en cuanto a tamaño de poblaciones a las que se refiere,
por otra parte. Estas representaciones de interés actual son
diacrónicamente menos estables y sincrónicamente menos
válidas, es decir, son compartidas por pequeños grupos.
Los temas característicos de este campo giran alrededor del conflicto
social, tales como la desigualdad social, la xenofobia, los conflictos
nacionales, los movimientos de protesta, el desempleo, las sublevaciones,
la agresión de adolescentes, el aborto, el debate ecológico
y el movimiento feminista. Estas representaciones sociales son siempre
el producto de un proceso explícito de evaluación de personas,
grupos y fenómenos sociales.
Mucho más explícitamente que las representaciones de teorías
científicas y que la imaginación cultural hegemónica,
estas representaciones polémicas (Moscovici, 1988) de los problemas
sociales son la base de la identidad social. El conocimiento colectivo
sobre las condiciones políticas, la estructura social y también
sobre los acontecimientos históricos (Jodelet, 1992) guía
el pensamiento y la actuación selectivos de los grupos sociales.
En un movimiento circular, identidad social, pertenencia grupal y acción
colectiva determinan y recrean cada uno de los otros elementos. En este
proceso, los objetos y acontecimientos sociales son combinados de forma
que se correspondan a las
intenciones, acciones y fundamentos ideológicos de los individuos
(Tajfel, 1984).
8. Bibliografía Básica
Moscovici, Sergei, "Psicología Social", Tomo II. Pensamiento
y Vida Social. Psicología Social y Problemas Sociales. Editorial
Paidós, Barcelona, España, 1993.
NOTA: Este trabajo forma parte del Seminario "Representación
Social del Discapacitado Visual" para optar al título de
Asistente Social / Licenciado en Trabajo Social, Universidad de Antofagasta,
Chile